2016 ©Circulo Virtuoso. Todos los derechos resevados
La exministra de educación de Chile, Adriana Delpiano, explica cómo fue la reforma educativa del país austral que creó la carrera docente, amplió la cobertura de la atención en primera infancia y logró la gratuidad para más de 360.000 estudiantes universitarios.
Adriana Delpiano Puelma, ministra de educación de Chile en el último gobierno de Michelle Bachelt, es reconocida en América Latina por ser el cerebro detrás de una de las reformas educativas más exitosas del continente. Los resultados de su labor así lo confirman. En solo tres años de trabajo sacó adelante un marco regulatorio que convirtió al país austral en un referente de equidad y calidad en los procesos educativos de las naciones en vía de desarrollo. (Lea tambien: “Queremos que los jóvenes de estratos 1 y 2 lleguen a Harvard”: director de Colciencias)
Delpiano estuvo en Colombia para contar los pormenores de una histórica reforma educativa que creó la carrera docente, amplió la cobertura de atención en primera infancia y garantizó la gratuidad para más de 360.000 estudiantes universitarios.
Hoy, cuando las universidades públicas colombianas viven una profunda crisis de financiamiento, las palabras de Delpiano cobran especial relevancia. Sobre todo si se tiene en cuenta que las comisiones económicas del Congreso de la República destinaron solo el 14,9% de los presupuesto nacional para el sector educativo. (También le puede interesar:
¿Cómo fue el proceso para sacar adelante la reforma educativa?
Durante tres años lideré una de las reformas más importantes en educación que ha habido en la histora de Chile. Yo diría que la anterior reforma estructural fue hace más de medio siglo. Esta vez, la presidenta de la república, Michelle Bachelet, decidió que el eje de su gobierno iba a ser educación y destinó el 25% de todo el gasto público para financiar y promover este sector. Es un presupuesto muy alto para un país pequeño. Sin embargo, nos dimos cuenta de que invirtiendo en educación también se pueden resolver problemas como calidad de vida, movilidad social y envejecimiento digno, entre muchos otros. Con esa convicción empezamos a trabajar.
¿Cuál fue el propósito central de la reforma?
La reforma trató de enfrentar dos factores fundamentales: equidad y calidad. Cuando una cantidad enorme de niños y jóvenes se quedan por fuera del sistema educativo de un país, como sucedía en Chile, es el país el que pierde, no solo pierden los niños. Se pierden muchos talentos, oportunidades creativas e ideas que se podrían desarrollar en beneficio del conjunto de la nación.
¿Cuáles son las tres principales transformaciones de la reforma?
La primera es la creación de la carrera docente. La segunda es la ampliación de la cobertura en la educación parvularia. La tercera es el avance en la gratuidad universitaria.
¿En qué consiste la carrera docente? ¿Qué implicaciones tiene?
El objetivo es hacer todo lo posible para mejorar la calidad de los maestros. Implantamos mayores exigencias para estudiar pedagogía y estándares más altos para las universidades y los profesores. Ahora los centros educativos que ofrecen la carrera tienen que estar acreditados y los docentes deben presentar evaluaciones cada cuatro años. La idea es que vayan cambiando la forma de enseñanza y avancen en su carrera docente. No solo se tiene en cuenta el tiempo como docente, sino la calidad de los trabajos y de las investigaciones. En este proceso invertimos más de 2.700 millones de dólares.
¿Cómo aumentaron la cobertura de la educación prescolar?
La reforma logró aumentar la cantidad de niños entre 0 y 4 años que llegan a la educación parvularia. Nuestro fin fue empezar a cerrar la brecha de calidad y equidad desde la primera infancia. Está comprobado que los niños que tienen una buena formación desde pequeños tienen mejores resultados en la escuela y en la universidad. Construimos más de 500 nuevas salas cunas y jardines infantiles públicos para acoger a los niños. Uno de los efectos colaterales positivos de esta decisión es la creación de muchos empleos nuevos para mujeres pedagogas que no tenían oportunidades laborales.
¿Qué avances se lograron con la gratuidad de la educación superior?
En Chile hay cuatro mecanismos para acceder a la educación superior: becas por merito académico, créditos con el estado o con la banca, pagos normales de la matrícula y gratuidad. Con la reforma logramos que 360.000 jóvenes estudien completamente gratis en las mejores universidades del país, públicas y privadas. El gobierno financia los 5 años que dura la carrera y si el estudiante se demora más, paga el excedente. No hay intereses ni multas. El financiamiento de la carrera universitaria no depende ni de los resultados académicos ni de ningún otro factor externo. Si el estudiante hace parte del 60% de las familias de menos recursos del país y fue aceptado en la universidad tiene prácticamente asegurada su carrera profesional.
¿Qué significa la gratuidad universitaria para el crecimiento de un país?
Hoy en día hay un consenso en torno a la importancia de la gratuidad universitaria para cerrar brechas de desigualdad y para generar conocimiento y desarrollo. De hecho, hasta el gobierno actual, el del presidente Piñera, que estuvo en contra de la reforma, ha reconocido sus beneficios y no solo la está cumpliendo sino que ha propuesto aumentar su alcance. Eso significa que corrimos el cerco. La idea es que en unos años, cuando el país llegue a cierto nivel de recursos, la universidad sea gratuita para todos los jóvenes chilenos.
¿Qué otras medidas incluye la reforma?
Construimos marcos regulatorios mucho más claros y efectivos. Ningún establecimiento de educación superior puede funcionar sin estar acreditado. Creamos, además, la Superintendencia de Educación Superior para que sea esta la instancia encargada de vigilar y prevenir posibles quiebras o desfalcos que dejen a la deriva a miles de estudiantes como pasaba antes.
¿Qué puede aprender el gobierno colombiano de esta reforma?
Aunque compartimos problemas parecidos, las realidades de nuestros países son muy distintas. Lo único que puedo decir es que resolver la inequidad en la educación supone políticas de estado estructurales que no pueden quedar sujetas a lo que piense uno u otro partido político o uno u otro gobierno. Ningún gobierno de cuatro años quiere hacer reformas profundas en educación porque son difíciles, costosas y no se ven los resultados inmediatamente. Sin embargo, en este momento en Chile nadie discute los beneficios de la reforma.
Fuente: https://www.elespectador.com
Fecha:
01 de Octubre de 2018 Lugar: Regresar |
Califique esta Publicación |